Punta la Mandria
Justo al inicio del largo acantilado de Tavolara, se encuentra un lugar de inmersión muy particolar, sea por la tipología de sus fondos que por el recorrido que debemos seguir para llegar hasta él. Un largo paseo sobre la posidonia siempre interesante, para llegar a una profundidad de -26 mt. y encontrarnos delante un aparente desierto, una gran extensión de arena.
El agua casi siempre es ligeramente opaca y es frecuente la presencia de una ligera corriente que aun así no disuade a los buceadores de aventurarse a buscar la primera y gigantesca roca desprendida de la pared y colonizada por gorgonias rojas y amarillas, esponjas incrustadas y además refugio de pulpos, sargos y corvinas.
Superado este primer peñasco, confundidos por el agua opaca pero luminosa, aparece una segunda roca y después una tercera que se apoya sobre un fondo de -40 mt., pocos minutos para observar las preciosas gorgonias y un gran y viejo Mero que se esconde entre sus ramas, para iniciar el camino de vuelta hacia la superficie.
Una inmersion atípica porque, efectivamente, su duración es muy limitada por la distancia y profundidad de las rocas, poco tiempo de permanencia en el fondo, normalmente no más de 10 o 12 minutos y después de nuevo hacia atrás para observar la frondosa pradera de posidonia donde sepias, tordos, centollos, nécoras, morenas, son los padrones indisturbados del lugar.
Llegados a la parte final de la inmersión, bajo el barco a ni siquiera 6 mt. de profundidad, se transcurren los últimos minutos curiosando entre las fisuras del acantilado que se precipitan en el agua y que esconden sargos, corvinas, obladas, pequeños meros y muchos pulpos.